Los Bancos Centrales son instituciones usualmente independientes del poder político que poseen el monopolio de la producción y distribución del dinero oficial en un país (ej: Banco de México) o bloque de países (ej: Banco Central Europeo), encargados de dictar la política monetaria de sus países regulando la oferta de dinero en la economía.
Para cumplir con sus funciones, los Bancos Centrales pueden tomar medidas que incluyen pero no se limitan a aumentar o disminuir la cantidad de dinero en circulación, ajustar las tasas de interés/de referencia y de encaje, ajustar el tipo de cambio respecto a divisas y conferir préstamos al Gobierno.
El presidente electo de Argentina, Javier Milei, ha presentado una propuesta económica durante su campaña, la cual, para efectos de este debate, consiste primordialmente en el cierre del Banco Central de La República Argentina y la dolarización de la economía.
Algunos ejemplos de países que no poseen Bancos Centrales tradicionales son Liechtenstein, Micronesia, Mónaco, Andorra, Tuvalú y Panamá. En su lugar, dichos países poseen distintos tipos de autoridades de supervisión financiera que cumplen con algunas de las funciones que tradicionalmente lleva a cabo el Banco Central, por ejemplo, custodiar las reservas internacionales y vigilar a los bancos comerciales. Ecuador es un ejemplo particular de un país que dolarizó su economía sin cerrar el Banco Central.